domingo, 19 de marzo de 2017

Duro Pulso de la Reserva Federal de EU y Trump


La subida de tipos de interés de la Reserva Federal (Fed) esta semana dentro de su anticipado programa de retirada del impulso monetario contrasta con el agresivo plan de estímulo fiscal prometido por el gobierno del presidente Donald Trump.
Tras la crisis de 2008-09, la Fed ha elevado tres veces el precio del dinero, y las últimas dos (diciembre y marzo), han sido después de la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de noviembre pasado.
El banco central del país ha apuntado a dos subidas adiciones de tipos de interés, actualmente entre el 0.75% y el 1%, para lo que resta del 2017.
Los indicadores macroeconómicos muestran un panorama saludable: la tasa del desempleo del 4.7% está en niveles próximos al pleno empleo; el crecimiento del PIB está por debajo de los registros históricos, pero mantiene un ritmo sostenido del 2% anual; y la inflación ha comenzado a repuntar hacia la meta del 2% anual.
La Fed, que cuenta con doble mandato de promoción del pleno empleo y estabilidad de precios, considera hecho su trabajo de estímulo monetario tras la crisis más aguda vivida por el país en ocho décadas.
Sin embargo, el nuevo inquilino en la Casa Blanca y la mayoría republicana en el Congreso apuntan a un cambio notable en la política fiscal: Trump ha prometido un agresivo plan de estímulo fiscal con gasto multimillonario en defensa e infraestructura y grandes recortes de impuestos.
Asimismo, se ha comprometido a acelerar el crecimiento hasta entre el 3% y el 4% anual, ritmos no vistos en el país en más de una década.
Los economistas consideran que es posible alcanzar este objetivo, aunque no lo ven sostenible dado el bajo crecimiento de la productividad actual y advierten que esta inyección fiscal provocará presiones inflacionistas.
“Claro, se puede hacer. Otra cosa es que sea deseable. Para ello es necesario sobrecalentar la economía a través de un gran impulso de la demanda”, señaló Olivier Blanchard, ex economista jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI), en una reciente conferencia en Washington.
Para Blanchard, sin embargo, esto llevaría a la Fed a apurar su ritmo de ajuste monetario para controlar la previsible alza en la inflación y generaría futuras tensiones entre ella y la Casa Blanca.
La presidenta del banco central estadounidense, Janet Yellen, ha puesto distancia en todas sus comparecencias a la hora de comentar los planes de Trump, y ha remarcado que hay “una gran incertidumbre” sobre “los plazos y volumen” de estos anticipados cambios en la política fiscal.
Lo cierto es que tras años en los que la Casa Blanca, con el presidente Barack Obama, y la Fed remaban en la misma dirección de impulso económico, ahora parece que los caminos en política monetaria y fiscal empiezan a diverger.
“La transición de política monetaria a política fiscal ha comenzado en EEUU, y el testigo se ha pasado ahora a los brazos ejecutivos y legislativos del gobierno”, indicó Rick Rieder, jefe de inversión en Renta Fija de BlackRock, en una nota a clientes.
Aunque evita hacer menciones a ello, lo cierto es que la Fed vigila atentamente “el progreso en la traducción del triple plan de Trump (reforma impositiva, desregulación e inversión en infraestructura) en políticas duraderas”, explicó, por su lado, Mohamed A. El-Erian, asesor económico jefe de Allianz.
“Si el Gobierno y el Congreso cumplen, la Fed (…) acelerará los plazos de sus alzas de tipos”, subrayó El-Erian.
Otro de los elementos que planean sobre la política monetaria del banco central es que Yellen, nominada por Obama, concluye su mandato en febrero de 2018 y corresponde a Trump decidir si continúa o nombra un reemplazo.
Yellen ya ha dicho que pretende agotar su mandato.
Trump, por su parte, ha ofrecido las más diversas opiniones sobre Yellen, desde que actuaba políticamente al servicio de Obama a que la consideraba un gran economista, lo que no contribuye a despejar las dudas sobre el futuro monetario del país. 

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